La ecografía es el método de diagnóstico más preciso del que disponemos para controlar el bienestar fetal. Es una técnica que no comporta ningún riesgo para la madre ni para el niño.
Todas las ecografías se realizan en la consulta de la Clínica Ripoll y las lleva a cabo un especialista en ecografía obstétrica mediante un ecógrafo de alta definición.
El número de ecografías, así como el momento de realizarse, dependerá de cada caso, pero de manera rutinaria se realizan las siguientes:
Esta ecografía sirve para confirmar la gestación y fecharla de forma exacta.
En esta podemos ver el nombre de sacos gestacionales y, en caso de ser múltiples, el tipo de gestación.
También puede detectarse si la ubicación del saco es la correcta o bien patológica (gestación ectópica, cervical, etc.).
La primera ecografía se realiza vía vaginal, debido a que se obtienen mejores imágenes.
Se realiza entre las 11-14 semanas. Esta ecografía es combinada: vaginal y abdominal. Con ella se obtienen 2 parámetros:
Con estos parámetros, y mediante un programa informático complejo, se obtiene un índice estadístico de riesgo de Síndrome de Down muy fiable.
En esta se valora la detección de malformaciones fetales, longitud cervical y riesgo de parto prematuro. También se mide la aportación sanguínea a nivel del útero.
Se realiza por vía abdominal.
La ecografía tridimensional (3D), como su nombre indica, es una representación en tres dimensiones del espacio. Se realiza entre la semana 26 y la 32.
La ecografía 4D es una técnica que permite la visualización del feto en tres dimensiones y en tiempo real, es decir poder observar el feto en movimiento.
Estas técnicas, siempre que las condiciones de la exploración sean las adecuadas, permiten visualizar el feto moviéndose, como si estuviéramos en el interior del útero materno.
Las imágenes pueden presentar una gran calidad y realismo, experiencia que incrementa el vínculo afectivo de los padres del futuro hijo.
Nos sirve para controlar el crecimiento del niño y así poder detectar, de manera anticipada, posibles retrasos en el crecimiento.
En ocasiones las exploraciones ecográficas rutinarias se complementan con otras más especializadas, como la ecocardiografía o el Doppler Color.
La ecocardiografía permite un estudio dinámico de la función del corazón ante la sospecha de malformaciones cardíacas.
El Doppler Color estudia el intercambio sanguíneo entre la madre y el niño, permitiendo, a través de la exploración de las circulaciones sanguíneas fetal y placentaria, conocer la aportación de nutrientes que recibe el feto. Se procede a realizar esta prueba cuando se tiene sospechas de problemas durante el crecimiento fetal.
